La condición de sostenibilidad

La condición de sostenibilidad


La condición de sostenibilidad, desde el punto de vista físico, puede ser definida como el cierre de los ciclos materiales, alcanzándose éste en un sistema determinado cuando no existen flujos de residuos sino que los recursos se reciclan constantemente. Tal condición encuentra un fuerte obstáculo en el modelo productivo que caracteriza a la mayor parte de la industria contemporánea, nacido en la revolución industrial, que puede sintetizarse en la secuencia lineal extracción>fabricación>uso>residuo. En oposición a ello, el modelo productivo en el que se centra la investigación que aquí se presenta1 es la ecología industrial y se basa en el ejemplo de la biosfera como máquina de reciclar. Supone la eliminación del concepto de residuo y puede resumirse en el ciclo continuo de reciclaje-fabricación-uso-reciclaje.

La hipótesis planteada consiste en que, a partir de los sistemas de construcción modular ligera que se comercializan bajo el sistema de alquiler (que hace posible que los módulos regresen a la fábrica una vez cumplida su vida útil, recuperándose sus componentes) se puede desarrollar un sistema de gestión de los recursos empleados en el ciclo de vida de los edificios capaz de cerrar los ciclos materiales hasta en un 90% (en la construcción convencional se alcanza un 10%).

Si bien existen numerosos antecedentes de la detección y manifestación de los problemas ambientales causados por la sociedad industrial, es hacia 1987 y con la aparición del informe Nuestro futuro común, cuando se produce un primer acuerdo mundial sobre la concepción contemporánea del problema ambiental, con la incorporación del concepto de sostenibilidad –más concretamente el desarrollo sostenible– al ideario de muchas disciplinas, entre ellas también la arquitectura. El concepto de sostenibilidad, que da origen a lo que podría llamarse como arquitectura sostenible, se basa en la definición de desarrollo sostenible de nuestro futuro común, resultando como la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin hipotecar la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. A partir de ello el crecimiento económico y su deterioro ecológico asociado quedaron indisolublemente ligados, cuestión que puede ejemplificarse fácilmente en el uso de los combustibles fósiles. No es sostenible nuestro desarrollo basado en el consumo y la contaminación causada por la combustión del petróleo, puesto que el agotamiento del recurso natural y la contaminación que supone condicionan severamente las posibilidades de las generaciones futuras, a quienes obligamos a hacerse cargo de las consecuencias de nuestras acciones. La arquitectura se materializa a través de la construcción que, al igual que otras industrias, se basa en el modelo productivo dominante cuyo origen se remonta a la revolución industrial, hace unos doscientos cincuenta años. Hasta entonces la sociedad era fundamentalmente orgánica y se caracterizaba por un uso predominante de recursos biosféricos, ajustándose, con algunas excepciones, a la capacidad de la naturaleza para producirlos así como a sus posibilidades para asimilar los residuos generados.

 

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